jueves, 26 de noviembre de 2009

CASTROS Y CAZOLETAS

Piedralba es un pequeño pueblo situado cerca de Astorga que languidece poco a poco recordando tiempos mejores. En sus alrededores hay un teso que domina la zona y que es conocido como lo que es: el castro de Piedralba.
Mi visita surgió de las indicaciones de David Andrés y sus colegas de Carrubueis, que localizaron en una de las rocas que coronan el castro un rebaje de forma circular con forma de pileta, a todas luces artificial, como demuestran las marcas de las herramientas utilizadas. Estas marcas demuestran también el improbable huso de la pileta como molino, ya que en ese caso la superficie estaría mas pulida como consecuencia del golpeo repetitivo del mazo.
Descartada esta opción, cobra fuerza el posible huso ritual
La roca en cuestión está situada en la parte norte del castro y como podéis ver en la foto ( arriba a la izquierda) es visible desde lejos, ya que rompe la linea de su horizonte .




Desde lo alto, se tiene linea visual con otras fortalezas cercanas (al Oeste con el castro de Oteruelo y al Este con el castro Encarnado de Cuevas).
Decidí acercarme al castro Encarnado, ya que aunque había estado varias veces, nunca lo visité con la intención de localizar grabados en las rocas, solo con la curiosidad por lo desconocido y los consiguientes cabreos al descubrir las tierras aledañas aradas y lo que es peor: arrasadas por los detectores de metales.
Muy cerca del castro, observé varias piedras de cuarzo blanco aparentemente alineadas. En la piedra de un extremo descubrí un curioso símbolo grabado: una cruz inscrita dentro de un rombo, sin que pueda precisar su antigüedad y significado. Es también uno de los pocos grabados que he encontrado en este tipo de roca.


En el otro extremo del alineamiento, localicé otra roca con la misma marca y de un tamaño similar al anterior


Desde su parte norte, castro Encarnado parece una fortaleza bien defendida por la pendiente de sus laderas ( la parte sur esta aterrazada hasta una ladera imponente que domina el valle).
En su parte mas elevada afloran una rocas formando un espacio cuadrangular que seguro que sirvió de cimiento en el pasado para una atalaya. El aspecto actual es el de la cabina de mando de un buque fantasma, y antes de subir ya sabía lo que me iba a encontrar.


Una vez arriba no duré en encontrar lo que buscaba, sonriendo al recordar las veces que había estado sentado en esas rocas, encima mismo de una docena de cazoletas sin sospechar entonces de su existencia.




Aviso a los tres o cuatro listos que están esquilmando los restos del castro:
Si los localizo con sus detectores, no bastará con pedir perdón como han hecho otras veces con la gente del pueblo. Ha llegado el momento en que si quieres proteger la Historia de tu tierra, estas cosas se deben resolver a pedradas.
Un saludo

1 comentario:

David A. dijo...

Muy bien por el artículo. El castro lo merece. Estaría bien que pusieras una foto del alineamiento de los supuestos menhires. Un saludo